Entrenar al aire libre puede hacer que sufras molestias derivadas de la alergia. Te contamos cómo atajar los síntomas.
Entrenar hace que nuestra capacidad pulmonar aumente, lo cual siempre es beneficioso, y más aún si padecemos alergias. Pero ahora que el buen tiempo ha llegado para quedarse, el polen también ha aumentado en el ambiente, y si tienes alergia a alguna planta puede que la práctica deportiva al aire libre, sin los filtros de gimnasios que eliminan partículas del aire, se vuelva más complicada e incluso peligrosa.
Conoce tu entorno
Si tienes diagnosticada la alergia y lo que te la causa, una buena idea es buscar cuál es el nivel de este alérgeno que te afecta en el aire, como el polen, en webs como www.weather.com o www.polenes.com. Una vez hayas visto la previsión, puedes programar tu entrenamiento en aquellas franjas donde existan niveles más bajos.
Por ejemplo, las primeras horas de la mañana suelen ser las horas pico de polen, y a su vez las últimas horas del día suele haber menor concentración.
Mascarilla, gorra y gafas de sol
Entrenar con mascarilla puede ser algo incómodo, y lo cierto es que estamos deseando a que se levante esta medida para entrenar sin ella, pero lo cierto es que puede ser una muy buena opción para controlar la entrada de alérgenos, al igual que el uso de gafas de sol, que evitarán que nos entre polen en los ojos y otras partículas que nos podrían causar irritación y lagrimeo.
Una gorra también nos protegerá el cabello de polen. Además, será más fácil llegar a casa y meter toda la ropa a la lavadora e ir a la ducha. Así no llenamos la casa de alérgenos.
Elige el tipo de ejercicio
El Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) alertaba de que un ejercicio físico de alta intensidad puede agravar los síntomas. Un HIIT empeora la alergia, por lo que en esta época del año te recomendamos esfuerzos más moderados.