El síndrome del impostor, que afecta a muchas personas en el entorno laboral, también se manifiesta en el gym. Te contamos en qué consiste y cómo hacerle frente.
El síndrome del impostor se reconoce como una falta de confianza en algunas personas que les hace dudar de sus propios logros. De esta manera, cuando consiguen algún triunfo o algún reconocimiento, sobre todo en el panorama laboral, piensan que ese triunfo es inmerecido, y que sus compañeros y superiores no tardarán en darse cuenta del engaño al que han sido sometidos por parte de esta persona. Pues bien, este síndrome se da también en la sala del gym.
En el gimnasio nos lleva a pensar que nuestros logros no son merecidos, y hace que no aspiremos a más y que tengamos miedo a fallar.
¿Cómo evitar el síndrome del impostor en el gym?
Para estar seguros de nuestros méritos y poder enorgullercenos y avanzar, nos ayudará fijarnos pequeñas metas y progresar poco a poco. De esta manera seremos conscientes de que lo conseguimos lo hemos ido trabajando poco a poco.
Además, cuando el sentimiento del impostor aparezca, nos puede ayudar plasmar estos sentimientos y emociones por escrito. A veces, al escribirlos, tomamos consciencia de los hechos desde otro punto de vista. En paralelo, haz una lista de tus fortalezas: constancia, paciencia, rigor… Todo aquello que reconozcas que haces bien en tus entrenos y rutinas para conseguir tus objetivos.
Cada persona es un mundo
No compares tu progreso con el de los demás. Si comparas tu progreso con el de tus compañeros de gym, puede que sientas que si avanzas más es casualidad, o que si avanzas menos es porque «no vales, no se te da bien». Nada más lejos de la realidad. Enfócate solo en medir tu propio progreso, y ver si avanzas o no avanzas en el tiempo y si ves cambios o mejorías. Solo así podrás saber si realmente está siendo efectivo tu plan, tanto si avanzas poco como si avanzas rápidamente.