Una buena dieta de mantenimiento es crucial para la fase en la que ya has perdido peso y buscas evitar un efecto yo-yo que tire tu progreso por la borda.
Una vez hemos perdido peso, una de las partes más difíciles de una dieta es mantenerse en el peso, ya que, por un lado, podemos caer en una ingesta de alimentos que hasta ahora teníamos restringidos, cayendo en una alimentación hipercalórica. Y por otro lado, el cuerpo necesita tiempo para acostumbrarse a ese nuevo peso y adaptar el metabolismo.
Por eso, en esta etapa de la pérdida de peso es crucial adoptar unos buenos hábitos, trabajarlos día a día, y establecer pautas que no nos cueste seguir y nos ayuden a mantenernos en el peso.
Aprender a comer de forma saludable al principio requiere de un esfuerzo, como todo hábito nuevo que se incorpora. pero luego ya no se olvida y se hace de manera automática. Además, la recompensa es grande, ya que cuando establecemos una alimentación saludable logramos un bienestar tanto físico como mental que luego supone un sacrificio abandonar.
La tentación está para caer en ella
En el equilibrio está la virtud, de manera que para evitar caer en dietas restrictivas que nos crearían ansiedad y causarían que cayésemos en atracones de alimentos «prohibidos», es hasta recomendado que de vez en cuando nos demos un capricho. Pero la frecuencia de los caprichos es muy subjetiva, así que los expertos han establecido la recomendación en un 80-90% de alimentación saludable y el restante, de dieta más flexible o caprichos.
Normas generales
Como norma general en una alimentación sana y que nos ayude a mantenernos en nuestro peso, hay que darle prioridad a las frutas y verduras en todas las comidas; legumbres dos veces por semana, pescado tres veces a la semana, carnes magras, huevos, lácteos; cereales o harinas integrales y ¡mucha agua!