El verano trae consigo la oportunidad de nadar en la playa e incluirlo en nuestros entrenamientos.
Solemos ir a la playa para relajarnos, desconectar, pasar una jornada de picnic y tomar un poco el sol. Sin embargo, puede ser un excelente escenario para nadar y cambiar la piscina por unos días. ¡Apunta cómo trasladar tu práctica deportiva a la playa!
Consideraciones previas
Nadar en el mar es muy distinto a hacerlo en una piscina. El mar es un ente vivo que cambia constantemente, por lo que hay que tener en cuenta el estado del mar a cada momento antes de meterse a nadar en la playa. En general, para nadar en el mar hay que ser un nadador experimentado y contar con muy buena forma física, ya que en el mar hay elementos que no podemos controlar tales como oleaje, mareas, resaca, medusas… Elige días con el agua tranquila y buena visibilidad.
¿Qué te aporta nadar en el mar?
Las corrientes, mareas, oleaje etc nos van a ofrecer una mayor resistencia a la hora de nadar que si fuese en la piscina. Por eso, todos nuestros músculos se verán mucho más implicados, y nos ayudará a trabajar mucho mejor los músculos y articulaciones del cuerpo. Pero al exigir más esfuerzo también nos cansaremos antes, por lo que es importante quedarse cerca de la costa.
Beneficios psicológicos
Pero los beneficios de nadar en el mar no son solo físicos. Si la práctica deportiva en general tiene un impacto positivo en nuestro bienestar psicológico y nos ayuda a liberar endorfinas, estos beneficios en el mar se ven amplificados, y es que los espacios abiertos nos confieren mayor sensación de libertad. Además, su concentración de sales minerales es muy beneficiosa para piel, cabello y vías respiratorias.